¿PRACTICAR CON MÚSICA, SÍ O NO?
La música es una herramienta que nos ayuda a conectar, nos transporta a sensaciones y a emociones. El yoga, por otro lado, es otra herramienta que también nos permite conectar con nuestro ser más elevado, con nuestro centro, nos posibilita alinearnos física, emocional, psíquica y espiritualmente. Si logramos combinar estas dos herramientas, con cuidado y sabiduría, puede ser un súper “cocktail” para llegar a vivir el “aquí” y el “ahora”.
No todos los sonidos son válidos para llegar a esa conexión. De hecho, hay muchos sonidos que son contraproducentes porque nos “desconectan”. La música nos puede llevar de un estado a otro rápidamente. Por ejemplo, cuando pincho por las noches, mi objetivo es que la gente baile, se anime, se conecte de otra manera con ese momento. Y eso no sirve en el mat. Para practicar yoga hace falta otro tipo de música, una que nos llegue al alma y que nos ayude a relajarnos, a conectarnos, a elevarnos. Una que vaya directa nuestros neurotransmisores para ayudarnos a sentirnos más centrados, más presentes.
Por eso hay que tener mucho cuidado con la música que se selecciona para la práctica. No vale cualquier tipo de sonidos. Hay muchos compositores y productores que se dedican a crear un tipo de música que ayuda a interiorizar, a relajar y a conectar, saben qué es lo que nos ayuda a los seres humanos a lograr la tan deseada “calma”. Hay algunos estilos de yoga (como el ashtanga) en los que no se utiliza música pero a mi me gusta practicar con música de fondo, aunque confieso que cada vez me cuesta más encontrar músicas para mi práctica.
“No soy partidaria de practicar con géneros musicales que “alteren” tipo rock, punk, reggaeton, ¡eso no es yoga! ”
A mí me gustan los sonidos más “básicos” casi ancestrales, la música que recuerda a sonidos tribales, a sonidos de la naturaleza, es algo que reconocen nuestros genes, y nos ayudan a conectar con nuestra parte más pura, con nuestra esencia más humana. Este tipo de sonidos más básicos y limpios permiten que estemos conectados en esos momentos “sagrados” con nosotros mismos.
La música realmente es una herramienta muy valiosa para las clases de yoga pero hay que estudiar bien los sonidos para saber qué es lo quieres hacer con tu práctica . ¡Ojo con las selecciones musicales!
Katy Sanz es dj y profe de yoga